Algunos pensaban que era infantil, otros que era demasiado inocente, otros que a mis 19 años aún no había madurado, otros que me comportaba así porque no tenía problemas de los que preocuparme, otros que todo me daba igual, que nada me importaba.
Y yo me preguntaba porqué nadie sabía la verdad. Pero ¿cómo iban a saberla si yo no dejaba que la supieran? Me escondía detrás de una máscara de indiferencia y actuaba como si me hubiera quedado en los 11 años, sin crecer más. Me sentía segura detrás de ella.
Pero cuando estaba sola se iba, desaparecía y no había nada que retuviera mis lágrimas.
No dejaba que nadie viera que sabía más cosas de las que me contaban, que me preocupaba por lo que decía que no me importaba. Pero cuando no me veían no había nada que esconder.
Y día a día me daba cuenta de lo imbécil que era. Veía lo que hacían por mi y lo que yo hacía por ellos. El simple hecho de que se fueran a casa a " no hacer nada" en vez de quedarse a hablar conmigo, me dolía. Porque yo sí me habría quedado. Siempre lo mismo...
Pero nadie se daba cuenta. Puede que porque yo no quisiera o porque los que no querían eran ellos. Pero daba igual, no quería dar pena, no quería que me compadecieran. Sólo quería que me trataran igual que yo a ellos.
¿Pedía demasiado? Puede que sí, puede que de verdad fuera demasiado inocente, puede que aún lo sea, puede que necesitara esos cubos de agua fría para darme cuenta de que nunca llegaría a recibir todo lo que daba, puede que aún los necesite.
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